Gustavo Alvarez Gardeazabal recibe el Doctorado de Honor en Literatura de la Universidad del Valle.

Publicado: May 16, 2011 en Noticias Culturales.

Iván Ramos otorga el Doctorado a Alvarez Gardeazabal en el Hotel Guadalajara de la Victoria de Buga

 

El novelista Gustavo Alvarez Gardeazabal ha recibido este fin de semana que ya pasó, de manos del honorable señor rector de la Universidad del Valle, Iván Enrique Ramos Calderón, el titulo de honores como Doctor en Literatura que le ha conferido su Consejo Superior al cumplir sus primeros cuarenta años la novela más importante de la violencia partidista colombiana, Cóndores no entierran todos los días.

GAG con algunos de sus hermanos

 

Oscar López Pulecio, secretario general  de la Universidad del Valle sostuvo durante el acto que Alvarez Gardeazabal es el ave negra de Jorge Isaacs. “Ellos, agregó, cada uno en su tiempo y a su manera, lograron recoger en sus páginas la identidad de un pueblo construida al margen de los grandes acontecimientos nacionales, en la intimidad de la provincia. Sólo que Isaacs es la edad de la inocencia, y su tierna  historia de amor se sucede en medio de los conflictos civiles y políticos de su tiempo, de los cuales fue víctima, ignorándolos; mientras Alvarez narra sus historias cotidianas, lejos del esplendor de las haciendas, en las calles de los pueblos, en medio de la risa y de la sangre. El uno es idílico, el otro crítico.  Alvarez es el ave negra de Isaacs.  Ambos son el Valle del Cauca.” Vea el video de su intervención aquí.

GAG rodeado por Harold Alvarado Tenorio, Dario Henao Restrepo, Edgar Collazos, Fabio Martinez y Fernando Cruz Kronfly.

Para Darío Henao Restrepo, Decano de la Facultad de Humanidades, “la producción novelística de Gustavo Álvarez Gardeazabal es una de las más prolíficas y leídas en el país. Ha sido explícito en su proyecto creador esculcar en la vida y milagros del Valle del Cauca partiendo de su Tulua natal. Desde sus primeros cuentos toda la obra de GAG se construye como una crítica a las estructuras de poder en el Estado, la familia, la milagrería, el gamonalismo, la universidad, el narcotráfico, los medios de comunicación y las catástrofes. Con aguzada ironía y capacidad polémica, Álvarez Gardeazábal forjó un universo ficcional propio, con un estilo y una visión inconfundibles.” 

Es posible – dijo Gustavo Alvarez Gardeazabal en su intervención para aceptar el gran honor— que en la decantación ineludible de la historia, yo no quede sino como  el autor de un solo libro. Pero no creo que fue un esfuerzo perdido  haber hecho, en otra docena de novelas,  la radiografía de todas las manifestaciones del poder en la segunda mitad del siglo 20 en estas tierras vallecaucanas. He hecho mis novelas y mis ensayos sobre el terruño. Mi espacio  literario, el novelístico  y el investigado ha sido siempre este valle, otrora idílico, que  no tuvo derecho a recoger las cenizas de Jorge Isaacs y se sigue deleitando en cortarnos la cabeza a todos los que hayamos intentado sobresalir. No he sido más que el novelista vallecaucano y me siento infinitamente orgulloso del oficio.

Hoy estoy aquí en Buga, la ciudad madre de la vallecaucanidad, porque mal podría un  provinciano de tiempo completo perderse en las entrañas del monstruo citadino para revestirse de doctor. Y no estoy en Tuluá porque en esa ciudad ,de la que he sido su escritor y su alcalde una y otra vez,    hay por estos días  un coro creciente encabezado por su burgomaestre para llamarme Satán porque he tenido la entereza de preguntar  sobre quienes están matando a fusil  en sus calles, cuando allá nadie ha declarado una guerra. En otras palabras, que estoy soportando  en carne propia lo que Gertrudis Potes aguantó  en mi novela.

Estigmatizado como satanizador .Desconocido como cabeza orientadora. Impedido de opinar sobre el solar tulueño  para salvar  mi vida, enmudezco al final de mi existencia convencido que es mejor dejar a que el tiempo pase para que las fatuidades se dispersen y yo, parado en la puerta de mi casa del barrio Sajonia, vea pasar antes de morirme a los generadores de la ignominia, entumecidos y empaquetados en las cuatro tablas de la historia.

He vivido  tanto, tan intensamente y desde tan temprana edad. Me he equivocado tantas veces, he acertado tantas otras. He subido a los pedestales de la gloria y bajado a las profundidades  de la miseria. He tenido con qué y me han hecho falta tantas cosas para sobrevivir. Pero siempre he sido el mismo niño terco asomado a la ventanita  de la casa paterna, mirando desde allí la realidad que los demás no fueron capaces de contar.”

Para mayor información sobre este magno evento de las letras colombianas escribir por favor a Doctorado Honoris Causa Alvarez Gardeazabal.

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